Por Jaime Contreras Soria, Profesor Magíster en Administración y Dirección de Empresas y Magíster de Innovación y Emprendimiento Tecnológico MAGIET USACH. Hace un tiempo que el concepto de Transformación Digital está presente en muchas de las conversaciones que se dan en las organizaciones. Esto no depende del tamaño o el sector a la cual pertenezca. Y es que la transformación que viven hoy las empresas, llegó para quedarse y aquellos que no sean capaces de adaptarse, quedarán muy atrás, o simplemente desaparecerán.
Los ejecutivos han ido pasando de la resistencia a la aceptación. Existe un consenso de que las tecnologías digitales, mejoran la relación con nuestros clientes y hacen que la organización sea más efectiva al afrontar el escenario actual.
La crisis sanitaria que vivimos intensamente durante el 2020-2021, y que aún tiene rezagos importantes, nos obligó a cambiar. El teletrabajo, el uso de plataformas para reuniones online o el compartir archivos en la nube, las herramientas para co-crear, son algunas de las cosas que se han vuelto comunes.
Pero ¿cuántas empresas tenían dentro de su planificación un escenario como este?, ¿cuántas organizaciones tenían dentro de su plan estratégico, la Transformación Digital? Hoy no nos queda más que surfear la ola y ver de qué manera somos capaces de aprender y sacar provecho del lado positivo que todo esto tiene.
No nos quedará otra opción que acelerar este proceso e incorporar a la Transformación Digital dentro de nuestra estrategia para los próximos periodos. ¿Pero cómo hacemos para no tropezar en este sendero? ¿Qué aspectos, de cierto modo, nos garantizan algún grado de éxito?
Para el profesor Julián Villanueva, del IESE Business School, hay tres escalones que son claves para el éxito del proceso de Transformación Digital:
• La capacidad de la dirección para interpretar los cambios (tecnológicos, medioambientales y sociales).
• El compromiso digital de la alta dirección.
• La velocidad de ejecución
Según el experto de esta prestigiosa escuela de negocios española, la Transformación Digital no es algo que suceda de forma aislada, sino que hay que enmarcarla “en la transformación general del mundo”.
Cada día se va difuminando la barrera que existe entre los espacios virtual, físico y biológico. Estamos en medio de la llamada Cuarta Revolución Industrial y como dijo Klaus Schwab, fundador y presidente del Foro Económico Mundial sobre ella: “Afectará la esencia misma de la experiencia humana”.
Hoy las empresas que se ubican en los espacios más disruptivos, fueron capaces de apoderarse de los mercados en menos de 10 años. Los casos de Facebook, Airbnb o Amazon, son algunos de los que podemos nombrar como ejemplos de este crecimiento exponencial de la curva de innovación.
Y es que, si uno lo analiza bien, las empresas no son capaces de ir a la misma velocidad que el crecimiento que tiene la tecnología. Las startups aprovechan esto y logran capturar la brecha que se produce. Estas empresas que nacen digitales al alero de la tecnología, desintegran las cadenas de valor, debido a que hoy hay menos costos de transacción y se requiere mucho menos capital para entrar en ellas.
¿Cómo hacemos que la pendiente de la curva de nuestro negocio suba un poco para aprovechar algo de eso que dejamos sobre la mesa y que hoy se lo llevan estas pequeñas empresas más ágiles? Es aquí donde se entiende el rol de la Transformación Digital.
Pero, y cuando hablamos de Transformación Digital, ¿todos entendemos lo mismo? ¿Es solo digital? Una de las respuestas más claras la entrega el modelo de Forrester Research, el cual indica que la transformación no tiene que ver solo con lo digital. En este se entrelazan cuatro variables, Cultura, Organización, Conocimiento y Tecnología.
Los proyectos que son los llamados a iniciar la Transformación Digital de la compañía, deben contener aspectos que impacten en las cuatro variables descritas en el modelo. Para los que están iniciando este camino, una opción es partir con cosas pequeñas, proyectos incrementales que sumados, entreguen o dejen ver nuestro primer gran proyecto transformacional y por sobre todo, al recorrer este camino no tener miedo a equivocarse, pues de estos intentos se saca experiencia para el siguiente, sólo se debe hacer en un contexto en que este error sea al mínimo costo posible.