Por Rossana Borotto, Ingeniero en Control de Gestión en Banco Ripley y Egresada MBA USACH.
En la actualidad existe una alta participación de mujeres en el mercado financiero, su presencia en las diferentes instituciones y sus condiciones laborales sobrepasan la media en comparación con otros mercados. Debemos mencionar que la mayoría de las mujeres que ingresaron a este mercado, lo hicieron como ejecutivas de ventas, desde allí se fueron especializando y ascendiendo dentro de las diferentes instituciones a partir de los años 90.
Según estudios especializados, demuestran que la trayectoria profesional que han desempeñado las mujeres en este rubro, que actualmente se encuentran en puestos de liderazgo, en promedio han sido por más de 17 años. Muchas de estas mujeres han tenido recesos importantes en sus carreras, principalmente por dar prioridad a la vida familiar y al cuidado de los hijos, pero, aun así, la mayoría ha logrado tener un recorrido ascendente, principalmente porque a lo largo de su experiencia profesional han tenido un crecimiento relevante, desempeñándose en cargos de mayor nivel jerárquico y complejidad.
El mercado financiero es tan amplio, que existen muchas alternativas para poder desarrollarse y crecer dentro del rubro, dado al dinamismo de este, siempre hay posibilidades de asumir desafíos y de aprender cosas nuevas. Como consecuencias de esta dinámica, muchas veces hay que dedicarle más horas al trabajo, con largas jornadas y viajes constantes, lo que conlleva a tener dificultades para encontrar un equilibrio entre la vida familiar y profesional.
Muchas mujeres que trabajan en este rubro conviven permanentemente con la culpa de la lejanía, dado que no pueden estar con sus hijos todo el tiempo que quisieran, especialmente cuando son niños pequeños, dado a esto, hay muchas que renuncian a sus trabajos para poder estar dedicada al cuidado de ellos y buscan otras alternativas laborales que le permitan compatibilizar los tiempos. Por otra parte, están las mujeres, que simplemente no tienen temas con la culpa, siendo conscientes de las dificultades a las cuales se ven enfrentadas, son capaces de proyectarse dentro del rubro y de desarrollarse profesionalmente.
Un punto relevante, que permite este desarrollo son las redes de contacto, ya que son una estructura de apoyo y soporte que permite facilitar la inserción, el desarrollo y el desempeño laboral, apalancando positivamente sus trayectorias, como también las jefaturas que promueven el crecimiento dentro de los equipos de trabajo, fomentando la profesionalización como, por ejemplo, entregando herramientas a través de becas de estudios que permita la especialización. También es importante, contar con las habilidades blandas necesarias para saber venderse, para poder ser identificada e individualizada dentro de la institución, ya que el mundo financiero es muy competitivo, es sustancial definir estrategias, para que puedan ser reconocidas por su trabajo y así acceder a oportunidades para su desarrollo.
Para poder dar solución a esta problemática que tienen las mujeres en el mundo financiero, es fundamental mejorar las buenas prácticas laborales poniendo énfasis en equidad de género como, por ejemplo, igualar la brecha salarial, al tener el mismo cargo, tener los mismos tramos de sueldo, sin hacer distinción del género. El teletrabajo es otra buena práctica, que llegó para quedarse, tras la pandemia, ofrece la oportunidad de generar un bienestar buscando un equilibrio entre la vida laboral y familiar, para que muchas mujeres puedan seguir proyectándose profesionalmente sin tener que renunciar a sus trabajos.
Podemos concluir que es necesario fomentar el liderazgo femenino dentro del mundo financiero, dado a que gran parte de los cargos que se desempeñan dentro de esta institucionalidad, son ejercidos por mujeres, por lo tanto, el tener una visión femenina en cargos de alta dirección, ayudaría a poner énfasis en dar soluciones a las diferentes problemáticas de sus colaboradoras, teniendo mayor empatía y cercanía con sus realidades, buscando la cooperación y la inclusión.