Del MBA a la investigación académica y el impacto de la Inteligencia Artificial: Una conversación con Ricardo Valenzuela, egresado MBA USACH

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Ricardo, cuéntame, ¿estudiaste dos carreras?

Sí, primero Ingeniería Industrial y luego Ingeniería Comercial, que era lo que realmente quería. La primera en la Universidad de Las Américas y la segunda en la Universidad de Valparaíso.

Cuando decidiste hacer el MBA, ¿Qué estabas haciendo?

Trabajaba como consultor, asesorando empresas. Sentía que necesitaba actualizar mis conocimientos y fortalecer mi perfil analítico para ofrecer respuestas más concretas a mis clientes.
¿Y cumplió tus expectativas el MBA USACH?

De todas maneras. Primero, me ayudó a actualizar conocimientos, que era mi objetivo principal. Pero, además, me permitió potenciar mi red de contactos, tanto a nivel laboral como académico. Yo tengo un pie en la industria y otro en la academia, así que para mí fue un complemento perfecto.

Hablando de academia, llevas años haciendo clases, ¿no?

Sí, ya son 12 años. He pasado por DUOC, Santo Tomás y ahora estoy en la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez.

Y de ahí saltaste a un doctorado. ¿De dónde vino esa inquietud?

Surgió cuando hice un magíster en docencia para la educación superior y tuve que investigar por primera vez. Me gustó ese mundo de teorización profunda. Luego, en el MBA, reconecté con el estudio y me di cuenta de que quería ir más allá. Aunque un MBA y un doctorado no están directamente relacionados, para mí fue una evolución natural.

Tu charla en el Seminario IA y Nuevas Tecnologías para Emprendedores, ¿está relacionada con tu investigación?

Absolutamente. Mi investigación trata de entender sobre cómo los sesgos del algoritmo interactúan con los sesgos cognitivos en la toma de decisiones de la alta gerencia. He estado sumergido en este mundo y el seminario fue una gran oportunidad para compartir mis primeros hallazgos y ayudar a otros a comprender mejor estos conceptos.

Y en medio de todo esto, lograste adjudicarte una beca ANID. ¿Cómo fue ese proceso?

Fue muy desafiante. La ANID financia estudios de postgrado, pero la competencia es alta. Postulé en octubre del año pasado, presenté mis certificados académicos y de ponencias que he realizado, mi currículum, el proyecto de investigación y 2 cartas de recomendación de profesionales con doctorado, aunque pienso que lo que más consideran al evaluarte, es el aporte que haría tu investigación a la sociedad. Con todo, siento que el MBA USACH me sumó puntos porque está bien posicionado, y finalmente, fui seleccionado. Fue un gran logro porque los doctorados exigen mucha dedicación y financiamiento.

Y acabas de llegar de un congreso en Colombia, ¿Qué hiciste allá?

Fui al Congreso de ASCOLFA en Medellín, donde presenté mi proyecto de investigación en los Coloquios Doctorales. Recibí feedback de directores de doctorados y expertos internacionales. Eso es clave para evitar la endogamia académica y enriquecer la investigación.

Hablaste sobre la brecha entre la investigación académica y la industria, ¿Cómo crees que se puede cerrar ese gap?

Desde la academia, debemos comunicar mejor. Usar redes sociales, simplificar el lenguaje. Yo soy activo en LinkedIn porque creo que es clave compartir conocimientos. La industria también debe estar más abierta a considerar la investigación académica como una herramienta para la toma de decisiones.

Finalmente, ¿Qué has descubierto en tu investigación hasta ahora?

Actualmente estoy realizando la revisión bibliográfica, y preliminarmente, veo que los sesgos cognitivos se amplificarían con la inteligencia artificial. Es decir, si tengo un prejuicio y el algoritmo me da información alineada con él, lo refuerzo en lugar de cuestionarlo. De hecho, se acaba de acuñar el término co-evolución humano IA que intenta explicar como los humanos y los algoritmos de IA se influyen continuamente entre sí en una forma de espiral. Esto podría tener implicaciones enormes en el comportamiento humano y especialmente en la toma de decisiones empresariales que es mi foco de investigación.

Para cerrar, me encantó cuando dijiste: «Hoy día sé qué no sé».

Es que es así. Cuando me preguntan, ¿Qué has aprendido en un Doctorado?, lo primero que respondo es que, antes no sabía que no sabía (desconocía mi ignorancia). Ahora sé que hay un universo de conocimiento por descubrir, ahora sé que no sé, y eso es fascinante.

Entrevista realizada por: Vinculación con el Medio MBA USACH

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